A menudo hemos tratado la relación entre los niños y la comida desarrollando herramientas de negociación... si te comes la mitad, podrás salir a jugar. Buscamos metas como que los niños lo probaran todo. Y a veces lo conseguimos, pero a cambio de despilfarrar grandes cantidades de alimentos y, en consecuencia, generar más residuos.
Al mismo tiempo, como signo de desarrollo de nuestra sociedad, hemos tomado conciencia rápidamente de la necesidad de desarrollar actitudes saludables. Para conseguir vivir más tiempo y en mejores condiciones.
Si nos paramos a pensar... tenemos claro el camino a seguir, pero nos empeñamos a seguir un atajo.
Nuevas estrategias para desarrollar nuevas habilidades, como: aprender a regular las cantidades a ingerir; aprender a gestionar la variedad de alimentos; aprender a desarrollar de manera conjunta herramientas para gestionar los residuos que generamos; conocer lo que comemos, de donde procede, como lo comemos para aprender a valorarlo...
Es decir, aprender a desarrollar un espíritu crítico hacia el consumo de los alimentos y tomar conciencia de la necesidad de iniciar el cambio en nosotros mismos.
... y con el Pesa y Piensa, los niños y niñas se convierten en actores principales de este cambio de paradigma necesario.